Si el tiempo está marcado por momentos especiales, la historia de Kopke se inscribe en años excepcionales. Son estos años los que merecen ser preservados en la memoria, para que podamos revivirlos y celebrarlos en cualquier momento. Cuando recuperamos años de historia, recreamos otra: la media aproximada de edades determina la edad con la que se catalogan estos vinos Kopke.

El color ámbar profundo, con matices verdosos, atestigua el largo envejecimiento de este vino en madera secular. Los primeros aromas revelan notas de maderas exóticas ligeramente resinosas que terminan en un bouquet botánico que recuerda al poleo y otras hierbas de sombra.

En boca sorprende por su frescura interminable: notas de piel de mandarina, albaricoque seco y regaliz se insinúan en un núcleo de notas especiadas y frutos secos. En un segundo instante, un ligero amargor, persistente en el final de boca, realza el regusto a café y clavo de olor, preparando el paladar para una nueva degustación. Sedoso y con una acidez penetrante, este es un vino que resiste el paso del tiempo, alternando en cada sorbo diferentes jerarquías de su gracia y encanto.